Ilusión y Realidad
Oscar Wilde dijo una vez: “La mayoría de las personas son otras personas, sus pensamientos son las opiniones de otras personas, viven una mímica, sus pasiones son una cita (de un libro o una revista)”. Una muestra de esta afirmación la acabo de encontrar en un ensayo hecho por un alumno, que dice, entre otras cosas, “Ser salvadoreño significa representar a mi país con orgullo. Con esto quiero decir dar a demostrar a otros país lo que en El Salvador hay, como por ejemplo, nuestras costumbres…” Ni Cantinflas lo pudo haber dicho mejor. El alumno está repitiendo clichés con los que nos han atiborrado la mente todos los días y por todos los medios.
Por lo que escribió el alumno, ser salvadoreño es seguir al Barça, o al Real Madrid y sentarme los domingos a ver sus partidos. O ser seguidor de los Lakers de Los Ángeles, que al fin y al cabo son de la misma ciudad en donde se encuentra casi el 20% de los habitantes del país. O ver al gordo Max, y reírme de sus chistes, aunque no los encuentre graciosos. Al fin y al cabo es un personaje salvadoreño de nuestra televisión.
El problema de dejar de ser otro, la masa, tomar la fuerza de ser uno mismo, tener libertad de elegir ser y no parecer solamente, es terrible y da mucho miedo. Por un lado, la masa no permite la salida de ella así de simple, la resistencia es mucha. Basta vernos todos los días y con nuestras rutinas: nos levantamos y prendemos la televisión, así estamos informados de lo que pasa. No importa que los noticieros pasen solo lo que a ellos les interesa que conozcamos. Estamos informados. Comemos lo que nos dicen que comamos, sin importar que nos den una vida sin calidad.
Jean-Claude Koven aconseja que para poder comenzar a marchar en la búsqueda de nuestra propia identidad, lo más importante es que comencemos con la auto-observación. Con ello se comienza a ver un retrato diferente de lo que hemos creído que somos. En realidad, él no nos da un consejo nuevo, sino lo que muchos sabios nos han dicho desde siglos atrás: conócete a ti mismo y conocerás el universo.