El Papa y la Física
El Código Da Vinci puede ser parte de un ataque orquestado en contra de la Iglesia Católica. Puede ser, como también puede ser parte de la innata suspicacia de cualquiera de creer que, cualquier crítica hacia cualquier institución es parte de una conspiración programada en cónclaves secretos en un rincón solitario del mundo.
Sin embargo, la Iglesia Católica no puede pensar en que hay confabulación en su contra, pues dicha confabulación es parte integral de su propia doctrina. Recuerdo haber visto un documental en el que se presentaba al actual Papa, Gregorio XVI, antiguo joven nazi, cuando era elevado al cargo de Obispo, en su natal Alemania. En la homilía que dirigió en su misa dijo una cosa que me pareció muy interesante. Sin hacer referencia literal, lo que dijo es que él no tenía opinión propia sobre ninguna cosa relacionada a la religión, sino que él se limitaba a cumplir lo que la Doctrina de la Iglesia dictaba.
En un sentido es una opinión muy valerosa, valiosa a la vez. Pero muy esclarecedora tanto de la doctrina de la Iglesia como del carácter del actual representante de Cristo en la Tierra. No hay oportunidad de consenso o de divergencia en la institución que preside y, sobre todo, no hay posibilidad de cambiar el rumbo de la nave que se dirige.
Juan Pablo II reconoció que fue un error, debido a una trágica incomprensión, la condena que la Iglesia hizo a Galileo Galilei, por haber apoyado este último las teorías de Nicolás Copérnico, que descubrió que la Tierra no era el centro del Universo.
El jueves de la semana pasada, 15 de Junio de 2006, a través de Prensa Asociada, supimos que Stephen Hawking dijo que el Papa Juan Pablo II había pedido a la comunidad científica que no estudiaran el comienzo del universo porque éste era trabajo de Dios. El comentario del Papa fue hecho en una conferencia sobre cosmología en el Vaticano.
Hawking, sin embargo, ya había hecho un trabajo sobre el comienzo del Universo y el Papa no estaba enterado de ello. Afortunadamente el poder de la Iglesia Católica, muy fuerte todavía, no tiene el mismo alcance que en los tiempos de Galileo y él puede estar seguro de poder gozar de una independencia para su trabajo como científico.
Las declaraciones fueron hechas en Hong Kong, durante una conferencia científica en la Universidad de Ciencia y Tecnología de esa ciudad. Y, además de esta declaración, Hawking fue cuestionado acerca de sus ambiciones. Y, dentro de éstas, hay una que me parece que compartimos todos los hombres. Dijo que una de sus inquietudes era conocer cómo comenzó el universo; otra era conocer qué era lo que pasa dentro de un agujero negro y otra más, cómo sobrevivirá el hombre los siguientes 100 años. Pero, agregó una más: “ Me gustaría entender a las mujeres”.
Hawking se mostró confiado en que la humanidad está llegando a contestarse las viejas preguntas de: ¿Por qué estamos aquí? ¿De donde venimos? También consideró las preguntas que todos nos hacemos algunas vez: ¿Hay un creador? Para Hawking "Somos el producto de fluctuaciones cuánticas en el temprano universo: Dios realmente juega a los dados. De hecho, toda la evidencia indica que Dios es un jugador inveterado que tira los dados cada vez que le es posible", terminó dicindo en broma en la conferencia en la UST de Hong Kong.
La Iglesia Católica podrá tratar de impedir que el hombre se siga cuestionando los fundamentos de su propia vida y de la vida del mismo universo. Podrá tener como misión impedir los efectos de su desobediencia original, pero tiene que saber que el hombre ya comió del árbol del bien y del mal y ya fue expulsado del paraíso terrenal. Ahora solamente le toca cuestionarse el cómo retornar a ese estado.
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