Dubai
La televisión Alemana, Deutch
Welle, transmitió recientemente un documental sobre Dubai y cómo se estaba
preparando para el fin de la era del petróleo. Mencionaba que, entre otras
cosas, Dubai está invirtiendo los ingresos del petróleo en la construcción de
infraestructura, en el área de los servicios y el turismo. Y los efectos se
estaban viendo. Turistas, inversionistas y compradores de bienes y raíces
llegaban a Dubai en vista de este compromiso adquirido por ellos y para ellos.
Hace unos quince años, más o
menos, un viajero regresó de un viaje a Dubai. Venía impresionado por la ciudad
que estaba naciendo desde el interior de las arenas del desierto, en una antigua
aldea de pescadores. Y, comentaba, lo interesante era que la gente era amable y
se identificaba totalmente como un mismo pueblo. Se notaba el respeto entre
ellos mismos y el orgullo de pertenecer a esa nación.
El documental alemán, el
comentario de este viajero, no dejan de cuestionarnos, y ¿nosotros qué? ¿nos
estamos preparando para un futuro? De hecho, ya llegó ese futuro y lo que vemos
es que nos estamos moviendo en el mismo círculo de hace unos 50 años. No
hay turismo, más que el de los "hermanos lejanos" que regresan a ver "a su
madrecita que se ha quedado a vivir solita". Hay construcciones de carreteras,
pero sin ningún objetivo claro: ¿Cuales son los planes de ordenamiento
territorial? ¿para donde conducen las carreteras? ¿Solo son pasos entre una
frontera y la otra? Tampoco hay desarrollo industrial, o desarrollo
agrícola. Lo que hay son centros comerciales que inducen al consumismo estúpido.
No hay generación de riqueza.
Mientras, nos mantenemos peleando
entre nosotros por presupuestos que no son tales. No hay objetivos claros de
desarrollo. Y no se puede negar lo dicho, a menos que creamos ciegamente lo que
nos dicen en los anuncios de televisión, que no son más que anuncios. Y
nos mantenemos preocupados por la delincuencia, en especial la violencia que
generan las maras. Ayer, en un comentario por radio, se reflexionaba sobre
la incapacidad del gobierno de cobrar las multas a los transportistas, frente a
la enorme capacidad de cobrar "impuestos" de las maras a los mismos
transportistas. La mano dura, la supermano dura, de nada ha servido, ha
agravado la situación y, por lo que se percibe, adrede, para mantener "motivada"
a la población para que voten por los mismos.
Volviendo a Dubai, lo interesante
no es que hallan desarrollado esa ciudad en poco tiempo. Tienen dinero y lo
pueden hacer. Lo interesante es la conciencia que tiene la población de
pertenecer a una nación, tribal en sus inicios, que tiene objetivos en común y
que parten de la identificación personal con la social. Y eso es lo que nos
falta acá. Nos enorgullecemos de ser salvadoreños, pero no somos solidarios con
los más necesitados de los salvadoreños. Y cuando pretendemos hacerlo, caemos en
lo ridículo.
Nos hace falta tener principios,
valores, pero no en abstracto. Y de ello, se puede seguir hablando o
escribiendo...
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