De las Reflexiones de Don Talafous OSB
La oración no siempre tiene que ser para algo. Para aquellos de nosotros que no podemos vivir diariamente en continua oración, es casi un poco aliviante cuando viene el momento en el que no hay una necesidad urgente de la familia o de los amigos que nos lleve a orar. Entonces recordemos lo que fácilmente olvidamos: que la oración también es para alabar, agradecer o simplemente para regocijarse. Pero en esos raros momentos cuando casi todo parece ir bien en el mundo, al menos en nuestra pequeña esquina, ¿por qué no gozamos de nuestra libertad de necesidades y crisis urgentes? Es como esos momentos en el día cuando podemos sentarnos y gozar de alguna música o mirar las nubes moverse o leer algún poema. Deberíamos estar incondicionalmente en ellos sin mirar atrás para ver si alguna necesidad o preocupación no nos está ganando. La oración, también, debe hacerse en otras ocasiones, aunque se haga más puntualmente en los momentos de crisis. Podemos agradecer a Dios por la libertad y la paz del momento, por resolver algunos de los problemas que encaramos. Podemos alabar a Dios por la belleza que nos rodea – por la naturaleza o por la gente o por el arte y la música. Podemos mirar atrás en todas las buenas cosas que han llegado a nuestro camino y alegrarnos y agradecer a Dios. Nuestros amigos, por ejemplo, la gente que nos ama y nos lo demuestra, que nos añade mucho a la vida misma. Agradecer, alabar, regocijarse; no debemos excusarnos por el tiempo que pasamos haciéndolo.
La oración no siempre tiene que ser para algo. Para aquellos de nosotros que no podemos vivir diariamente en continua oración, es casi un poco aliviante cuando viene el momento en el que no hay una necesidad urgente de la familia o de los amigos que nos lleve a orar. Entonces recordemos lo que fácilmente olvidamos: que la oración también es para alabar, agradecer o simplemente para regocijarse. Pero en esos raros momentos cuando casi todo parece ir bien en el mundo, al menos en nuestra pequeña esquina, ¿por qué no gozamos de nuestra libertad de necesidades y crisis urgentes? Es como esos momentos en el día cuando podemos sentarnos y gozar de alguna música o mirar las nubes moverse o leer algún poema. Deberíamos estar incondicionalmente en ellos sin mirar atrás para ver si alguna necesidad o preocupación no nos está ganando. La oración, también, debe hacerse en otras ocasiones, aunque se haga más puntualmente en los momentos de crisis. Podemos agradecer a Dios por la libertad y la paz del momento, por resolver algunos de los problemas que encaramos. Podemos alabar a Dios por la belleza que nos rodea – por la naturaleza o por la gente o por el arte y la música. Podemos mirar atrás en todas las buenas cosas que han llegado a nuestro camino y alegrarnos y agradecer a Dios. Nuestros amigos, por ejemplo, la gente que nos ama y nos lo demuestra, que nos añade mucho a la vida misma. Agradecer, alabar, regocijarse; no debemos excusarnos por el tiempo que pasamos haciéndolo.
-- Don Talafous OSB